martes, 7 de julio de 2009

Actividad 1/1

Existen colegas que se resisten a la implementación o a aprender el uso de las tecnologías para adaptarse al ritmo y contextos de los alumnos. Temen investigar, preguntar y tomar alguna clase para incluir la tecnología en su trabajo.
Los cursos a distancia, la virtualidad de cursada provoca cierto estupor entre quienes creen que a partir de ese modo de dictado no harán más falta los docentes. Hasta podríamos citar el texto de Maturana, una reproducción grabada por aparatos pero sin humanos en el contexto de clase. Ese temor a la desaparición del aula con humanos físicamente presentes. La creencia de que bastará una sola grabación que se reproduzca infinitas veces por generaciones y que no se cambie más, entonces no harían falta los profesores, ¿y los profesorados? Acaso creen que la enseñanza es estática?
El tercer punto que me gustaría compartir tiene que ver con la motivación. Creo que ésta no se vincula al formato o tecnología que se use específicamente. Daré un ejemplo concreto: en lugar de hacer las presentaciones en formato papel impreso, los alumnos debieron enviar sus “entregas” a la docente para que ella las subiera al blog , siempre y cuando estuvieran correctas, sino serían reenviadas hasta llegar a una redacción publicable, entre otras pautas de contrato de escritura . Al margen de todo esto, la cuestión es que la docente comprobó que los alumnos se atrasaban en las entregas de la misma forma que de la manera “tradicional” de presentación y presentaban las mismas excusas. La tecnología que ellos usaban a diario para “sus intereses”, no aceptaban que se utilizara para “las clases”, ¿cómo un docente pedía formas de presentación tan diferentes a las de sus colegas? Creo que la motivación va más allá del formato. Recién, en el momento de comprobar cómo queda la página o el blog con todos sus trabajos, ahí los alumnos “se complacen” con una aplicación didáctica de esa tecnología.

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