miércoles, 22 de julio de 2009

Incorporando Imágenes. Módulo 2 actividad nº 2


La complejidad de la relación entre imágenes y palabras está basada en heterogeneidad y discontinuidad. Un cuadro puede llegar a tener el poder de mostrar lo que una palabra no alcanza a enunciar y ocurre lo mismo a la inversa: la precisión de una palabra puede no compararse con lo que presenta una imagen. La polisemia de una imagen es clara cuando pensamos cómo una imagen no nos dice a todos lo mismo. Cuando preguntamos a alguien: ¿no ves?, explicitando lo que vemos, comprobamos cuántas diferencias hay en el momento de percibir una imagen que suponemos clara.
Recuerdo, pensando en imágenes, el concurso del cual participaron alumnos míos de nivel medio, en 2004:”El museo se hace cuento” organizado por la Asociación amigos del Museo Nacional de Bellas Artes de la Ciudad de Buenos Aires. Los alumnos eran invitados a escribir una narración breve a partir de alguna de las obras expuestas en el museo. Sucedía que, algunos alumnos que habían seleccionado la misma obra para trabajar, producían trabajos muy diferentes. Las imágenes no nos dicen a todos lo mismo.
La imagen moviliza, provoca. Si pensamos en la pedagogía de la imagen, tenemos que tener presenta la polisemia, no es unívoca. No podemos controlar su significación, su interpretación. Cada uno le dará un sentido distinto.
Provoca efectos en el receptor. Pero hay una sensación de poder en quien la produce que es resignificada por el receptor, el efecto no siempre es el esperado. Hay imágenes, símbolos que variaron su significado a lo largo de la historia. También debemos considerar que de acuerdo a nuestros saberes previos tendremos una mirada diferente sobre el objeto, la imagen. Configuramos la mirada acorde a lo que sabemos, una imagen es más o menos agradable en comparación a un registro previo. Por ejemplo, una imagen “bella”, lo que me agrada se relaciona con el lugar de las emociones. Ante los modelos de “bello”, puedo pensar en las imágenes retocadas, en el photoshop, en las pantallas planas que desfiguran imágenes.
También quiero pensar en la repetición mediática de ciertas imágenes de violencia, sin un objetivo social claro. ¿Acaso ese uso desmedido de la reproducción de este tipo de imágenes no lleva al adormecimiento y la costumbre? ¿Qué sucede con estas imágenes cuando ya no nos asombran? ¿Qué se hace con las emociones que despiertan las imágenes desgarradoras, cuál es su destino? ¿Adónde conduce el hiperestímulo visual?
Tal vez habría que pensar en trabajarlas desde la emoción porque conmueven, desde el conocimiento para poder nombrar o identificar el porqué y la acción para hacer algo que lo repare.
Quizás me alejé un poco de la propuesta, pero me “provocó”
Me gustaría recordar el contenido del CD Nº 5 de Educ.ar “Berni para niños y docentes”, con cuyas imágenes se podría elaborar gratas y atractivas actividades enfocadas a diferentes temas. ¿Cuántas cosas nos muestra una imagen a cada uno de quienes la miramos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario